Aprender a Evaluar
Por Alejandra Covarrubias
Hablar de evaluación implica hablar de responsabilidades y de valores, y no solo del docente, sino de las instituciones educativas mismas y aunque usted no lo crea también es un asunto del que el mismo alumno tendrá que aprender. Actualmente se le ha dado auge a la evaluación tanto que encontramos infinidad de artículos, libros, revistas y paginas en internet que se especializan en ello. Considero particularmente importante el hecho que se concientice a la sociedad educativa en cuanto a como, cuando, donde y por qué evaluar. En la prehistoria educativa se pensaba que evaluar significaba poner un numero, llámese calificación, en un documento que contenía ciertos ejercicios, mismos que no podrían ser comparados o bien consultados por el alumno. Gracias a infinidad de estudios y análisis de este concepto se ha dado a conocer que evaluar no consiste en aplicar un examen solamente, y lo que es más no solo el docente tiene el derecho de evaluar.
Me gustaría iniciar este articulo enfocándome a quien se encarga de darle un significado y valor a lo evaluable, es decir el docente.
Evaluación que forma: Para que los docentes demuestren eficiencia en reforzar el aprendizaje de sus estudiantes es importante que se realice una comprobación constante de la comprensión que éstos vayan logrando. Por otra parte, tienen que darles a conocer la importancia a que ellos mismos asuman la responsabilidad de reflexionar y supervisar su propio progreso en el aprendizaje, es decir que se lleve a cabo un aprendizaje auto evaluativo y sobre todo reflexivo. Black y Wiliam (1998) descubrieron que la evaluación formativa puede hacer tanto o más para mejorar la realización y los logros que cualquiera de las intervenciones más poderosas de la enseñanza, como la enseñanza intensiva de Lectura, las clases particulares y otras parecidas.
Estos procesos de evaluación son esenciales para una revisión y perfeccionamiento continuos de la enseñanza así como para mejorar también el aprendizaje del estudiante.
De hecho, la mayoría de los maestros en servicio tiene solo un conocimiento limitado de estrategias de evaluación formativa, y sigue pensando en la evaluación como un proceso que sirve principalmente para calificar, por esta razón es de suma importancia considerar estos aspectos. Cabe mencionar que aun y cuando se tiene la teoría sobre la evaluación nos cuesta mucho trabajo llevarlo a la práctica y es cuando el propósito de la evaluación no se cumple, es decir, no se miden las metas que han sido puestas por el docente, alumno e institución. Recordemos que la evaluación es un proceso que se deberá realizar en tiempo y forma para cumplir los objetivos previstos.
Evaluación que diagnostica:
El conocimiento previo es esencial para el aprendizaje. De hecho, el proceso del aprendizaje puede entenderse como lo que hacemos para conectar e integrar una nueva idea con el conocimiento existente. El conocimiento previo incluye el aprendizaje formal, como el de un niño que aprende la norma de no cruzar la calle sin mirar hacia los dos lados, pero también incluye una multitud de explicaciones implícitas, las cuales nos enseñamos a nosotros mismos, sobre cómo funciona el mundo. Estas intuiciones o teorías que nos enseñamos a nosotros mismos pueden en ocasiones facilitar nuevo aprendizaje, como cuando las explicaciones científicas se dominan fácilmente porque tienen sentido y armonizan con lo que ya sabemos. Es particularmente importante que se consideren los conocimientos previos que el alumno trae consigo, con el propósito que no sienta que:
1. La clase es tan avanzada que no podrá cumplir con cada objetivo, tanto como propio como del curso.
2. La clase es tan sencilla que podría sentir que esta perdiendo su tiempo y pierda el interés en los contenidos y a su vez la clase.
Las estrategias eficaces de enseñanza se basan en el conocimiento previo de los estudiantes como recurso.
Esta evaluación aporta datos valiosos para corregir la enseñanza, como cuando los maestros encuentran lagunas en un conocimiento que creen que ya fue aprendido y cuando descubren que los estudiantes saben mucho más sobre un tema de lo previsto.
El conocimiento previo es más que un conjunto de hechos que un estudiante ha acumulado en su casa, o salón de clase o en grados o niveles anteriores. El conocimiento previo también incluye patrones de lenguaje y formas de pensar que los estudiantes desarrollan por medio de sus roles sociales y sus experiencias culturales. Los maestros pueden a veces interpretar mal las diferencias en las prácticas culturales y considerarlas como evidencia de un déficit.
Así mismo las reglas implícitas de interacción pueden hacer que a los maestros se les dificulte sacar a flote las fortalezas de los estudiantes fuera de su propio grupo social, a menos que dispongan de medios para sacar esas fortalezas de una manera que tenga sentido culturalmente.
Evaluación de la Docencia: El modelo de evaluación formativa se centra en el aprendizaje del estudiante. Un uso igualmente importante de la evaluación en el aula es la evaluación y el perfeccionamiento de la docencia. Al mismo tiempo que los maestros reúnen evidencia acerca de la comprensión del alumno, también toman en consideración cuáles prácticas docentes funcionan y cuáles no, y qué nuevas estrategias hacen falta. El Assessment Standards for School Mathematics del NCTM (1995) identificó tres tipos de decisiones, las cuales fueron informadas a través de datos de evaluación:
¨ las decisiones de momento a momento,
¨ la planeación a corto plazo y
¨ la planeación a largo plazo.
Cuando la evaluación y la enseñanza están eficazmente entrelazadas, entonces las ideas de evaluación pueden usarse en tiempo real para dar un reajuste a la enseñanza. Por ejemplo, si varios estudiantes cometen el mismo tipo de error, puede ser útil detenerse y dedicar un tiempo al concepto erróneo que subyace a éste. Mientras que la evaluación formativa se centra en qué puede hacer el estudiante para mejorar, la evaluación paralela de la docencia pregunta si los estudiantes han tenido una oportunidad adecuada para aprender.
Los maestros que reflexionan sobre su práctica utilizan datos en forma sistemática para hacer juicios sobre los aspectos específicos de las estrategias docentes que quizá estén obstaculizando el aprendizaje. Buscan explicaciones del éxito o el fracaso en el aprendizaje, y se fijan especialmente en las decisiones de su enseñanza que pudieran ser la causa. Por ejemplo, ¿hay ciertas tareas que parecen hacer que los estudiantes piensen mucho, porque son muy interesantes y dan lugar a múltiples soluciones? En una revisión ya clásica de su propia enseñanza, Cuando los maestros utilizan datos de evaluación para modificar su enseñanza, también dan un ejemplo importante a los estudiantes. Así que si cada docente quiere desarrollar una comunidad de estudiosos —en la que los estudiantes busquen en forma natural retroalimentación y critiquen su propio trabajo— entonces es razonable que nosotros mismos modelemos el mismo compromiso de usar datos en forma sistemática, ya que esto se aplica a nuestro propio papel en el proceso de enseñanza y aprendizaje”.
Evaluación en la docencia: La evaluación sumativa y la calificación constituyen una seria amenaza para los objetivos de aprendizaje declarados por la evaluación formativa. De acuerdo con lo que se ha descubierto en la literatura motivacional y de estudios de maestros y estudiantes, las prácticas de las calificaciones pueden disminuir el proceso de aprendizaje de varias maneras. En primer lugar, las pruebas y las tareas calificadas comunican lo que es importante aprender. Si estas mediciones divergen de las metas del aprendizaje que se valora, entonces los estudiantes concentran su atención y esfuerzo sólo en la porción calificada del currículo. Segundo, el uso de calificaciones como premio o como castigo puede terminar con la motivación de aprender. Tercero, a aquellos estudiantes para quienes los criterios de las calificaciones les parecen fuera de su alcance, éstas pueden reducir su esfuerzo y su ulterior aprendizaje. Cuarto, la naturaleza comparativa de las prácticas tradicionales de calificación puede reducir la buena voluntad de los estudiantes de ayudar a otros o de aprender de los demás.
Felicidades y gracias por tu interés en esta línea de evaluación, cuenta con mi apoyo para lo que sea necesario aclarar. Evaluación docente, Evaluación del aprendizaje y Evaluación del proceso educativo son temas distintos, pero con mucho campo. Te invito a explorar.
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Buen Día
Primero que nada agradezco la invitación a participar en este espacio.
Me parece acertada la manera en que se ejemplifica las deficiencias que, desde el punto de vista del docente, una medición o una valoración a determinado esfuerzo puede tener. Dichas áreas de oportunidad permiten explorar de manera individual el verdadero quehacer al momento de evaluar, no subestimar detalles que pudieras afectar de manera negativa un número final; tales como las mencionadas prácticas culturales o los hábitos de aprendizaje que se arraigan con el tiempo. El docente, una vez concientizado de su rol en este proceso, tendrá que ser capaz otorgar un valor critíco a lo evaluado; considerando formatos, tiempos y características basándose en aspectos específicos, donde lo que se muestre al final no sea solamente un número, sino una retroalimentación que le permita al estudiante reflexionar sobre su desempeño y delimitar posibilidades para mejorar a lo largo de su vida en su práctica profesional. La motivación y la voluntad del estudiante no se concreta con una evidencia final, éstos tendrán que verse reforzados al momento de obtener resultados; ya que si éste no es eficiente y objetivo se necesitará mas que un 10 para obtener un aprendizaje significativo. A trabajar! Tenemos bastante por hacer.
Excelente artículo!
Saludos
Mar Brissa